Praga es una ciudad de ensueño, romántica e histórica en la que disfrutaremos de lo más variado de la cultura de Europa Central.
Praga, la capital de la República Checa es una ciudad llena de encanto y maravillas ideales para viajes románticos o para conocer la historia y la cultura de una región tan diferente como es Europa Central.
En Praga se respira romanticismo en cada castillo o parque, también hay mucha historia en sus construcciones antiguas y en las modernas descubriremos construcciones de vanguardia que contrastan con las anteriores formando un paisaje que bien podría haber salido de un sueño.
Para empezar podríamos comenzar en el Rudolfinum que es un antiguo edificio que conserva la historia de la ciudad en diferentes manifestaciones culturales.
Luego pasar por la Biblioteca Municipal que además de exposiciones de arte y cine conserva documentos históricos y datos muy interesantes de la ciudad.
Luego podremos pasar por el Castillo de Praga, un complejo casi laberíntico donde encontraremos iglesias de construcción maravillosa, salones impactantes, jardines casi mágicos e importantes colecciones que nos permitirán ver cómo era la vida de la nobleza en el país.
Están también míticos lugares como la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, la iglesia que guarda a la legendaria imagen del Niño Jesús, el imponente museo cubista, la Casa que Baila, la Plaza Wenceslao, entre otros importantes monumentos y construcciones.
Conociendo Praga
Lo mejor será contar con el asesoramiento de una agencia de turismo para contratar alguno de los viajes en bicicleta, caminando o en segway.
Los imperdibles por donde te llevarán estos recorridos son: el Reloj Astronómico, los castillo y palacios cercanos a Praga, todos los parques y jardines donde además de hermosas fuentes y vegetación seguramente podrán disfrutar de conciertos o de la sesión de fotografías de alguna novia.
Tampoco debe faltar una visita a la Isla Kampa, a los museos y galerías nacionales y a las casas museo donde Alfons Mucha y otros artistas usaron como residencia cuando vivieron en la ciudad.
Para amenizar las salidas, un buen vaso de la mejor cerveza checa y alguno de los platillos más tradicionales como el pan de jengibre.
Con una semana en Praga podrán disfrutar de los puntos más importantes de la ciudad, conocer su historia y probar sus sabores, haciendo un viaje que será romántico, mágico y educativo todo al mismo tiempo.